En la Mixteca poblana, se encuentra Nativitas Cuautempan, población de Coyotepec; de clima árido, posee un tesoro negro que hizo incluso a la marca nacional de bebidas alcohólicas José Cuervo voltear.   

Desde hace más de cuatro meses, la empresa llegó para poder rentar a los dueños de terrenos por 8 mil pesos anuales la hectárea. Esto, para muchos representa una forma de reactivar sus tierras que, por la edad, ya no pueden trabajar.  

Quizá Nativitas Cuautempan sea más conocida por ser el lugar de origen de Mario Marín, el exgobernador acusado de tortura. Pero, este pueblo, con tan sólo 500 personas donde se come el huaxmole –mole de caderas– , tiene más que ofrecer.   

Se trata de un pueblo de migrantes, tal como lo documentó la académica Alejandra Gámez, quien afirma que desde los años 40, sus habitantes buscaron “el sueño americano”.   

Así lo comprueban sus calles solitarias y limpias por donde transitan los pobladores, en su mayoría, longevos. Nativitas Cuautempan se llena de gente en sus festividades más importantes: la fiesta patronal del 8 de septiembre, Semana Santa, Navidad, Año Nuevo y, sobre todo, Día de Muertos.   

Tierra de dos lluvias

Detrás de sus viviendas –muchas de ellas grandes y coloridas, propiedad de los migrantes– están sus tierras que tiene una característica: su color negro.   

Detrás de las viviendas de Nativitas, propiedad de los migrantes, están sus tierras.
Tierra negra, sobre la palma de una mano. credit: Diana Juárez

Sin intención de subestimar la calidad de la tierra en otras comunidades, la mayoría de Nativitas Cuautempan es de óptima calidad, el problema es la escasez de agua”, dice don Julián en entrevista con Ambas Manos.   

Pero incluso esa tierra negra sale avante ante el problema de falta de agua, ya que basta con que en un año, llueva dos veces con intensidad para que la siembra cumpla su ciclo.   

Así lo indica Leandro, de 86 años, quien hasta hace 7 años, sembraba maíz y frijol para su consumo. Ahora, a paso lento y trastabillado, acude a quitar el tehuiztle, una planta de hojas gruesas, de su terreno. No puede hacer más.   

Casi todos los terrenos son de gente grande que ya no trabaja, porque los jóvenes se van a la ciudad”, comenta mientras observa la tierra que tanto trabajo le ha costado arar.   

Leandro, de 86 años, es uno de los migrantes que ahora ya no puede trabajar sus tierras en Nativitas, donde José Cuervo se interesó.
Leandro, de la tercera edad, observa su terreno en Cañada de Sol, en Nativitas Cuautempan. credit: Diana Juárez

Él es uno de esos migrantes que tuvo que dejar su tierra para ir en búsqueda de una mejor vida. Luego lo siguieron dos hijas y, aunque otras dos y un hijo se quedaron, echaron raíces en la ciudad, donde viven con sus parejas e hijos. Ninguno tiene ese amor por el campo.   

Al lado de ese “oro negro”, florecen sin discreción el palmón, de donde nacen los ramos de palma que se usan para las figuras de Domingo de Ramos. También, para tejer los famosos petates. Incluso, en el camino, puedes encontrar cactus dignos de un vivero y hasta piedras erosionadas que ofrecen un espectáculo de colores.  

La tierra negra tiene otro rasgo, es chiclosa, lo que la hace absorber con intensidad el agua. Es por ello que ahí se ha sembrado maíz, frijol, flor de cempasúchil, cilantro, rábano, melón y un largo etcétera que incluye piñas de agave.   

Es este último producto es el que ha cobrado relevancia, pues en los últimos 7 años ha ido acelerándose en la región, gracias a la tierra fértil.  

En 2020, el entonces gobernador Miguel Barbosa Huerta dijo que la tequilera Don Ramón se instalaría, pero en Atlixco, a casi cuatro horas de distancia de Nativitas. Luego, se echó para atrás el anuncio.  

José Cuervo, interesado en sembrar mezcal en Nativitas

Pero la idea de que una empresa de esa magnitud llegue al estado no está lejos. Hace aproximadamente cuatro meses, la jalisciense José Cuervo comenzó a rondar este pueblo para “rescatar” los terrenos, muchos parados, para cosechar mezcal.  

El 85% del territorio de Nativitas Cuautempan es de siembra, de la cual aproximadamente el 95% está abandonada. 

El 5% restante de las tierras se dedica al frijol y maíz; en este caso, estamos hablando de tierras de temporal”, comenta don Julián.  

Él ronda los 69 años y es uno de los pocos -aproximadamente tres activos- campesinos que persisten en la siembra, pues hoy más que nunca está consciente de los beneficios de la tierra negra.  

Las opiniones son encontradas. Por un lado, gente como Leandro prefiere poner a trabajar su tierra con tal de que no esté abandonada. La propuesta es darles una renta anual de 8 mil pesos por hectárea, durante 6 años. Pasando ese tiempo, el contrato podría renovarse. 

Para Leandro esta opción es factible, pues está consciente de su edad y de que no podrá trabajar más sus terrenos.   

Hay otros como don Julián, que prefiere seguir vendiendo sus piñas a los productores de la región. Según contó a Ambas Manos, el gobierno de Puebla apoya con la donación de piñas, que él se encarga de sembrar y vender a 10 pesos el kilo. Eso siempre y cuando caiga la suficiente lluvia, lo que se llama siembra temporal.  

Tengo libertad de manejar mis tierras. Por ejemplo, ahora que sembré magueyes, tiene una forma de sembrar especial; entre esos magueyes, intentaré sembrar frijol y maíz: es otra ganancia, si quiero y puedo, tengo esas oportunidades entre zurco y zurco. Seguiré usando mi tierra, de otra forma corro riesgos, como que deje de ser dueño del terreno”. 

Ante llegada de José Cuervo, piden al gobierno más atención en Nativitas

Don Julián hizo un llamado al gobierno de Puebla a redoblar esfuerzos para aplicar “verdaderos programas agrícolas”, más que regalar las piñas, pues es notable la escasez de agua para el campo.  

Hay otra cosa que le gustaría a don Julián: que los jóvenes volteen a ver al campo, pues, a decir de él, en las grandes ciudades como Puebla, Ciudad de México o Monterrey, llegará el momento en que no se podrá vivir.  

Dentro de muchos años, todo mundo buscará dónde refugiarse (…) la vida de las ciudades se deben a la vida del campo y si no produce y no se le atiende, vamos a una desgracia”. 

La llegada de José Cuervo aún no es tan clara, pues sigue en pláticas con los interesados. Incluso, como el mezcal poblano tiene la denominación, la empresa, al ser de origen de otro estado, no podría instalarse. Por ello, está buscando consolidarse con una filial que sea local.  

Para los habitantes, el hecho de que una empresa de esa magnitud haya elegido Nativitas Cuautempan para ampliarse los llena de orgullo. ¿Qué tiene Tequila, Jalisco, que no tenga Nativitas?  

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Diana

Diana Juárez Martínez

Licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica por la BUAP. Se inició en periodismo en 2013 en Ángulo 7, donde trabajó 9 años y llevó la coordinación de información.