Don José Ventura y doña Julieta Inclán saben que el Popocatépetl no explotará, lo dicen muy seguros, creen que el volcán solo incrementó su actividad para recordar que está más vivo que nunca, que él los cuida, que los protege y que no se olvida de ellos.

Así lo ven, casi como una deidad, ellos mismos se hacen llamar “hijos del volcán”. Llevan toda su vida en Santiago Xanitzintla, viviendo a las faldas de “Don Goyo”.

Don José Ventura y doña Julieta Inclán saben que el Popocatépetl no explotará, pues el coloso cuida a los habitantes de Santiago Xanitzintla. credit: Amauri Jiménez

Para los pobladores su cumpleaños es la celebración más importante. Hacen una gran fiesta en la que cada año le rinden tributo. Este año, las restricciones de Protección Civil, no les permitieron subir al ombligo. Dejaron su ofrenda en las faldas y creen que por eso se enojó.

Hoy sólo esperan que “las cosas se calmen” para subir, pedir perdón y permiso y dejar la ofrenda donde ellos dicen que le gusta al Popo, en “el ombligo”.

Fue el motivo, no les dieron permiso para subir hasta arriba y lo dejaron aquí casi en la orilla del pueblo, entonces por eso dicen que está enojado y está echando ceniza”, dice don José Ventura Ascensión quien reconoce que en Xalitzintla no hay miedo por parte de pobladores.

Está parado junto a su esposa, doña Julieta, señala el volcán con su mano y repite que “Don Goyo” está enojado. No se llevó a cabo la fiesta que año con año se realiza en Xalitzintla, no hubo cohetes, no hubo comida, nadie subió, se los prohibieron y esa es la molestia.

Así lo ven, casi como una deidad, ellos mismos se hacen llamar “hijos del volcán”.
Vista del volcán Popocatépetl con una enorme fumarola. credit: Amauri Jiménez

Popocatépetl no explotará, sólo está molesto porque no le llevamos su ofrenda: José Ventura

Don José Ventura señala que, durante su infancia, nunca presenció actividad del volcán porque siempre estaba contento y tranquilo con los habitantes, sin embargo, fue desde el año 1994 cuando despertó. Él está seguro que sucedió porque empezaron a subir personas que no eran de la zona y eso hizo que se enojara. 

La ofrenda del Popocatépetl ya es una costumbre de este pueblo, caminamos por las calles de nuestro pueblo, subimos por el camino antiguo y llevamos alimentos, mole, música, flores, incluso cohetes que tronamos arriba, eso lleva la ofrenda”.

Foto del interior de la vivienda de Don José Ventura y doña Julieta Inclán. credit: Amauri Jiménez

Don José Ventura, quien hoy tiene 83 años, recuerda preocupado que su padre le decía que sin excepción alguna se tenía que hacer la celebración que es una de las más importantes de esta comunidad de San Nicolás de los Ranchos, junto con la de Santiago Apóstol, patrono del lugar. Fue su padre quien le advirtió que si no lo hacían, el coloso podría enojarse.

José Ventura, de 83 años, señaló que de niño nunca presenció actividad del volcán. credit: Amauri Jiménez

La leyenda cuenta que, desde hace años, los primeros pobladores, sabían que tenían que llevar una ofrenda cada 12 de marzo en el marco del día de San Gregorio. Esto en honor a Gregorio Chino Popocatépetl, el espíritu del volcán que se les aparecía a campesinos de la región que subían a pastorear.

Decían que de repente el hombre, un señor anciano alto, blanco aparecía y lo invitaban a comer. Él comía con ellos y de repente se desaparecía, siendo ahí donde nace la leyenda del espíritu y del porqué se llevaba una ofrenda cada año.

Hay muchos mitos que se cuentan entre los pobladores del Popocatépetl, que, si a inicios de siglo tenía dueño, que incluso en época del expresidente, Luis Echeverría a los japoneses les pertenecía, historias que en calles de Santiago Xalitzintla han venido de generación en generación.

Hoy sólo esperan que las autoridades retiren el cerco de seguridad. Mismo que se ha endurecido desde el 21 de mayo que subió la alerta a Amarillo Fase III. Quieren dejarle su ofrenda, para que se calme.

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