El dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo, sueña que puede ser gobernador de Puebla en las elecciones de 2030. Esto a pesar de que, además, milita el partido que más ha caído en las últimas elecciones.  

Este 15 de noviembre, el dirigente estatal ofreció una rueda de prensa en la que designó distintos secretarios y delegados políticos, con miras al 2027.  

En ese sentido, motivó a las y los nuevos delegados a estar en el puesto partidista con la intención de obtener un cargo público.  

Comentó que “no hay necesidad” de estar en un Comité Directivo Municipal (CDM) si no se tiene la aspiración a ser presidente de una localidad.  

También dijo que no tiene sentido ser delegado regional o distrital del partido y no aspirar a tener una diputación federal o local.  

No tiene sentido ser dirigente estatal del partido y no aspirar a la máxima tribuna a la máxima postulación que es la gobernatura del estado, simplemente no tendría sentido ser dirigente estatal”, dijo.  

Sobre las elecciones de 2027, el dirigente dijo que se concentrará en la política, platicando con quienes se fueron del partido y quienes se quedaron como aliados.  

Además, dijo que, a diferencia de Morena, en el PRI hay congruencia y no hay conflictos por ver quién es puro y quién llegó al partido hace apenas unos años.  

Néstor Camarillo ya aspira a ser gobernador en 2030 y compara al PRI con el PAN

También comparó a su partido con el PAN al decir que sus integrantes no se pelean ni tienen disputas internas como en el blanquiazul.  

Actualmente Néstor Camarillo es senador. Lo logró después de que su partido hizo alianza con el PAN.  

Sin embargo, pasadas las elecciones, el 9 de junio pasado, traicionó al partido y dijo que fue un error haberse aliado al blanquiazul. Esto, pese a que dicho partido le aportó 545 mil 366 votos, casi el doble de lo que le aportó su propio partido. 

Además, lo señalaron por la presunta venta de candidaturas en el pasado proceso electoral en municipios como Chichiquila y Caxhuacan. También, lo denunciaron por usurpar la identidad indígena con la que su partido lo hizo candidato.