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¿Y Aristóteles Belmont?

¿Y Aristóteles Belmont? El “aguerrido” dirigente de Morena en Puebla, Aristóteles Belmont anda desaparecido desde el 30 de julio que se llevó a cabo el proceso de reafiliación y la elección de los consejeros.

¿Qué pasó?

Su última publicación en Facebook es el 29 de julio, un día antes de la elección, en el que ánima a los ciudadanos a participar en las asambleas distritales.

En twitter, posteó algo el 25 de julio, y los tuits recientes son un RT de una nota de acarreo y de una columna en su contra.

Belmont no ha salido a dar su postura sobre la jornada del 30 de julio, en la que sus compañeros denunciaron acarreo y compra de votos.

Tampoco ha validado las asambleas u opinado sobre la integración del consejo o condenar cualquier acto que haya sucedido ese día.

Se le acabó lo crítico, digamos.

Es más, sin salir a medios ha parecido muy eficiente.

Esto porque Puebla se convirtió en el primer estado del país en dar por finalizado el proceso de renovación y entregar la papelería electoral al Comité Ejecutivo Nacional.

Así lo presumió René Pereyra, su coordinador de oficina, quien en su cuenta de Facebook publicó la foto de todo el equipo entregando las cajas al CEN.

Todo esto huele muy mal. A mí me parece que Belmont se cambió de bando. Aunque sus allegados dicen otra cosa.

Cuentan que Aristóteles Belmont se hizo guaje con el dinero que el partido envió para la operación en Puebla.

Era dinero que tenía que haberse usado, en el plano más inocente, para promover la reafilaición en medios de comunicación y realizar recorridos al interior del estado para animar a los ciudadanos a participar.

Y en el más común, ese dinero debió repartirse entre los actores más importantes para pagar la movilización. Recuerden que solo hubo 50 puntos en todo el estado y sí o sí tenían que transportar a los simpatizantes.

El caso es que el final Belmont se aprovechó de que a las fórmulas a consejeros les interesaba ganar votos y dejó que ellos, de su dinero, pagarán la movilización y la torta y el refresco que entregaron a sus adeptos.

Así, Belmont se habría embolsado una buena lanita, por eso hoy no dice ni una palabra y muy obediente hizo su chamba y entregó las cajas para dar por concluido su trabajo.

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